Dejando deshacerse lo que en mí es árbol,
catarata. sol, pantera,
empiezo a comprender mi claridad.
Ni siquiera la pálida amatista
puede significar lo que abandono
al borde de la llama de mí mismo.
Ni un cerco de diamante, ni el azul celeste
se aproximan a quien arde
donde el espacio ignora dimensiones.
Si fui crucificado no me acuerdo,
ni si me mutilaron previamente.
Nadie puede llegar a donde estoy.
y deshacerme al fin
entre los trozos de mi conciencia
abierta a su fulgor.
Estar entre las llamas
de un tejido naranja
y sonrosado como el júbilo
o ser sólo de sangre
mientras rocas intentan
persistir donde la nada.
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