miércoles, 3 de junio de 2020

DICE EL SIGNO



Un dios ha sonreído sobre el mundo

floreciente de rosas lanzas de oro.

Los vientos y las vírgenes desnudan

la piedra en donde asciende el horizonte.

Cristal de muchedumbres desvariadas,

las aguas subcelestes se reaniman

y un cántico nupcial se desmorona

golpeando la sangre transparente

con su estéril conjunto de esmeraldas.



Cartago se parece a mi tristeza.

Yo voy por una senda enmudecida.

Un cisne se debate allí a lo lejos

e inundadas dulzuras lo rodean.

Dolientes litorales, selvas blancas,

constituyen su desbordante cerco,

debajo de esos labios extendidos,

de ese monte de luz, de esa muralla..



Como un vuelo pausado vienen voces .

..Esclavo fugitivo» dice el signo.

Idiomas abolidos me recobran

y un clamor enlutado me sacude.

Mi corazón, abierto en tus rodillas,

oh sombra desande, llama dura,

espera el retroceso. o es posible

caer desde tan hondo como canto,



no es posible quebrarse las pupilas,

huir con los cabellos abrasados,

llorar sobre una ausencia 1an cercana.



Intocables doncellas ponen sellos de muerte

a los palomos en el pico.

Elevadas ciudades de cemento

me rechazan, lo sé. Pasan las nubes.

Extáticos océanos antiguos

reclaman el incienso que consumo.

-Regresa- llevo escrito entre los ojos.

Y miro aquella línea de jacintos,

aquella negra plata entre la nieve,

aquellos rizos suaves del olvido temblar

en supliciado desconcierto.



En pie sobre esta orilla que se aleja

recito mis recuerdos.

Permanezco parado ante las cosas que me asaltan.

Consulto consteladas destrucciones,

agoto mi rumor ante ese cuerpo herido

rudamente por el alba,

cerrado a las estrellas y a los besos.



Un templo asesinado se levanta,

un templo hecho de páginas de sangre

floreciente de verdes lanzas de oro.

Su mármol asistido de amapolas

reúne los motivos de la angustia,

ampara los rebaños ateridos.

No sé cuál es mi nombre ni mi patria,

no tengo propiedades ni caricias,

abandonos intensos me residen.

Contemplo un gran paisaje emocionante

donde siempre atardece cuando llego.

Cartago me sonríe entre la espuma.

-Esclavo fugitivo- dice el signo.

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