Escrito entre las olas
los álamos Ilorando en la cabeza
Y los ojos eternos de lo no
Pasando de un color a una
materia
Visitaciones de
Y no ser aun estando
Sencillamente solo en lo que
allí
Palacios transformados en palabras
Yendo contra los labios y las
manos
Que tanto la corona brillaría
Viniendo de otro ser
En el ocaso de Lis runas
Con todo amanecer de luz tan fría
Espíritu por si
Paisaje convenido en una forma
Invencible
transido por los vientos
Torre deshabitable para que su
mi alma
Indudable adorada más allá
Procesion al eterno a la campana
puede
De hierro que respira
Ir
A la tormenta verde desatado
En la esperanza crece la montaña
Irrupción a lo abriéndose
Calor desvanecido de color
Sucesiones de rondas y de rumbos
Tocando la pared que retrocede
Campanarios de rosas
En éxtasis lo múltiple
Lo llano ya no existe
Pináculos que alejan los
incendios
Rayos como palabras dibujando
Las torres han perdido sus cimientos
Muslos de las estrellas
La inmensidad se mueve hacia
delante
Cabelleras que estiran de los
fondos naciente su temblor
Promontorios de plata
desprendida
Con sus ojos y rueda
Velocísima fuga de lo sombra
En éxtasis la flora de los
bordes
Topacios que palpitan lentamente
Llagas que se transmutan como
besos
grabados en la roca
Por fin la nada existe como nada
El vientre de los cielos es tan blanco
Oscuridad de concha cada vez
menor
La frente es el paisaje de sin
tiempo
Invertidos los pozos
Vencido lo vencido en lo irisado
Diamante sin instante
Cayendo hacia la altura inconsolable
Avido todavía
Inútil la distancia
Lo disuelto corpóreo
Rojo rosa de blanco rosa rosa
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