Pero aun puedo perderme como un vuelo
y desatar los nudos de mis cánticos
para sembrar la orilla del amor.
De un amor sin materia ni contornos
y sin definición ni conmociones.
De un amor tenebroso como el cielo.
Lleno de estrellas vivas me abriré
a los helados campos ele los celes,
a las hogueras blancas de los fúlgidos.
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