sábado, 6 de junio de 2020

Pero pretendo estar donde mis sienes...

Pero pretendo estar donde mis sienes, 

vivir donde mis ojos lejanísimos, 

arder donde las rondas de los soles. 

Quiero descomponer cuanto consisto. 



La perfección eterna del dolor 

es repudiar la norma de mi ser, 

para seguir las luces desunidas 

que siembran de fulgores lo infinito. 



Y perderme en los campos de los cielos 

dejando el corazón en un altar 



de piedras humeantes y rojizas 

y restos de lamentos o de entrañas. 



Y estar muerte y seguir vivificado 

como una estatua ciega en movimiento, 

tropezando en los muros de las cosas, 

cayendo en los terrores y en las zanjas. 



Y no saber ni cuándo llegará 

con mi segunda muerte 

la dulzura de la tiniebla blanda como lienzo 

sobre el relieve lívido del rostro. 


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